Los programas operativos, cuando se remitan a la Comisión, deben acompañarse de una evaluación ex ante con el fin de garantizar la calidad en el diseño de los mismos. El papel de la evaluación ex ante se refuerza en el nuevo período de programación. Ésta debe asegurar que los programas articulan con claridad la lógica de las intervenciones y su contribución a los objetivos de la Estrategia Europa 2020. Asimismo, debe ayudar en el establecimiento de los sistemas de seguimiento, y en particular del marco de rendimiento y los indicadores. Sus recomendaciones deben ser claras, basadas en evidencias y adaptadas a las particularidades de cada programa.