En primer lugar, las evaluaciones previas sirven de base para preparar los planes y documentos de programación, en los cuales se integran. Son responsabilidad del Estado miembro. En segundo lugar, las evaluaciones intermedias, realizadas a mitad del período de programación, son fundamentales para valorar la marcha de los Programas y, en su caso, establecer las reprogramaciones y modificaciones en los procedimientos de gestión que se consideren oportunos. Finalmente la evaluación posterior analiza la utilización de los fondos, la eficacia y eficiencia de las intervenciones y su impacto.